Pasado, presente y futuro
A mediados de agosto de 1541, el mariscal Jorge Robledo se encontraba, junto con su ejército de soldados españoles, en el sitio llamado "Guaca", que hoy se conoce como el municipio de Heliconia. Desde allí envió una expedición al oriente, la que descubrió el Valle de Aburrá y otra que tomó rumbo al norte, dirigida por el capitán Juan Vallejo y compuesta por pocas personas. Esta expedición traspasó la cordillera que divide el Valle de Aburrá y la vertiente del río Cauca, siguió el curso de este al norte hasta llegar al llano de Ovejas, avanzó por lo que hoy es San Pedro y Entrerríos y casi consiguió pisar el Valle de los Osos, valiéndose de un árbol caído sobre el río Grande que sirvió de puente a la tropa. La ferocidad de estos animales y de los habitantes de la región, obligó a la pequeña tropa a interrumpir la expedición, no sin antes comprobar de paso la enorme riqueza aurífera de toda la comarca recorrida. Este hecho generó años más tarde que varios colonos y aventureros regresaran por los mismos parajes y asentarse en ellos y desde entonces se pusieron por completo al trabajo de las minas de oro en las distintas fuentes que se encuentran el extenso territorio que se extiende desde Ovejas hasta Santa Rosa de Osos.
Es necesario anotar que los grupos indígenas que habitaban la región, visitada por el capitán Vallejo y sus soldados, pertenecían a la tribu de los Nutabes, descendientes de los caribes, feroces, diestros en el tejido del algodón y en la orfebrería, pero en número escaso, por lo cual abandonaron las tierras y se marcharon con rumbo a la Costa. Su mayor concentración se encontraba en las vertientes de río Grande, con pequeños núcleos discriminados por San Pedro y Santa Rosa. San Pedro comenzó a figurar como caserío en 1624, por cuanto era ya de alguna consideración el número de colonos y negros que trabajaban en las minas con mucho éxito. Los terrenos que ocupa el caserío fueron propiedad de Andrés Pérez, Francisco de Angulo y Esteban Guerra. Con el transcurso de los primeros años del siglo XVIII, colonizadores fueron a integrarse a las pequeñas comunidades que trabajaban en Riochico, Riogrande, San Juan, San Pedro, Ovejas, Petacas, San Jacinto (Belmira y Santa Rosa respectivamente), como también en el sitio que hoy es la población de Entrerríos. Fue fundado como poblado, oficialmente, el 6 de noviembre de 1659 por el entonces obispo de Popayán, Vasco Jacinto López de Contreras y Valverde, sacerdote e historiador peruano nacido en el Cuzco en 1605 y muerto en Lima en 1667. En la tercera década del siglo XVIII, el caserío de San Pedro recibió el título de vice-parroquia, dependiente de Copacabana, lo que indica que el número de habitantes era apreciable y su organización en el campo espiritual se hacía necesaria. El 31 de diciembre de 1757 fue erigido en Partido por el entonces gobernador de la Provincia de Antioquia José Barón de Chaves y se nombró como primer alcalde pedáneo a José Luis de Rojo (Según varios historiadores, entre ellos el presbítero José Martín Múnera Tobón). Al año siguiente, un 16 de enero de 1758, se crea la Parroquia de San Pedro, puesta bajo el patrocinio de San Pedro Apóstol, y como primer cura se nombró al bachiller Lázaro Mariaca. En 1774, aproximadamente, llega a San Pedro de los Milagros un crucifijo que recibió el nombre del Señor de los Milagros, el cual es considerado milagroso. Para el trabajo de las minas, exigían las leyes de Indias que sus dueños debían tener capilla y contar con curas doctrineros. Poco a poco se fueron erigiendo en este territorio varias capillas, como la de Ovejas, la de Ríochico, Petacas (Belmira), La Miel perteneciente a la Compañía de Jesús, San Jacinto y la de los minerales de San Juan, levantada, por licencia del visitador General de la provincia, Antonio de la Posada el 16 de noviembre de 1775. Basílica del Señor de los Milagros
Según varios historiadores, y entre ellos el presbítero José Martín Múnera Tobón, el verdadero fundador de San Pedro fue el oidor Juan Antonio Mon y Velarde, visitador nombrado para la provincia de Antioquia por el arzobispo virrey Antonio Caballero y Góngora. En efecto, cuando estuvo de visita en San Pedro de Guamurú en 1786, ya con carácter de "partido", encontró solo tres casas contiguas a la iglesia y las demás diseminas en rancheríos, por lo cual, se mandó informar al Virrey que todos los fieles levantaran las casas contiguas a la iglesia que se estaba edificando en tapia y teja y en esta forma, en pocos años se estableció la población. En visita que realizó el obispo de Popayán, Ángel Velarde y Bustamante, el 17 de febrero de 1792 a la “aldehuela” de San Pedro, declara como única y principal patrona a Nuestra Señora de Regla. En 1808 se aumentó el número de casas a 75, todas pajizas, a excepción de la iglesia y tres casas de tapia y teja. En 1813, bajo las gobernaciones de José Miguel de Restrepo y del Dictador de Antioquia, Juan del Corral, es erigido en municipio con 2.000 habitantes. La colaboración Sanpedreña en el período de la independencia en hombres fue muy poco, pero ayudó mucho con sus riquezas; pues su oro dio recursos al General Francisco de Paula Santander para que edificara las bases jurídicas de la nación y para que el libertador Simón Bolívar conquistara las cumbres Ayacucho y Pichincha. Para el año de 1874, el cura párroco Fermín de Hoyos y su coadjutor, el presbítero Mariano de Jesús Euse Hoyos (sobrino del párroco titular y actualmente beato), que realizaba funciones ministeriales como cura excusador, comienzan la construcción de un nuevo templo en el mismo lugar donde se hallaba la Iglesia Parroquial. Continuaron la construcción de esta obra los presbíteros: José María Velilla, Miguel María Giraldo, Luis María Palacio, Pedro Rafael Baena, Manuel Antonio López de Mesa (Obispo de Antioquia pocos años después) y Laureano López de Mesa, quien estuvo al frente de la parroquia por 17 años (1887 - 1904). Finalmente, la construcción del templo es terminada en 1895, 20 años después de su comienzo. En 1937, es nombrado como párroco al presbítero sampedreño Antonio María Peña Tobón, quien emprende una total remodelación y decoración del templo. Obra que la continuaron los presbíteros Tulio Álvarez y Roberto Arroyave Vélez y decididamente la concluyó monseñor Luis Carlos Jaramillo Arango, párroco por 24 años. En realidad este santuario es una verdadera joya, que refleja en su decoración, la gran cantidad de oro que tuvo este distrito en épocas de la conquista, la colonia y la independencia. Dada la majestuosidad que alcanzó el templo y el constante peregrinar de los devotos fieles del Señor de los Milagros y, después de la iniciativa del padre Jaramillo y de la petición oficial realizada por monseñor Joaquín García Ordóñez, obispo de Santa Rosa de Osos; lograron que el 17 de marzo de 1981, el papa Juan Pablo II, le concediera al templo el título litúrgico de Basílica Menor. Actualmente San Pedro está compuesto por 21 veredas y un corregimiento, el LLano de Ovejas. Algunas veredas son: La Clarita, La Empalizada, La Cuchilla, Cerezales, Zafra, Espíritu Santo, Pantanillo y Monte Redondo. Se une por carretera con Belmira, Bello, Entrerríos y San Jerónimo.
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